Siempre me han gustado los pájaros...en especial los gorriones.
Vivo en una calle de pueblo... estrechita... de esas empedradas, en las que debido a la cercanía de un antiguo Convento de clausura hay muchos muchos gorriones que hacen sus nidos para criar bajo las tejas de sus tejados.
Con la llegada del calor del verano, los polluelos, a menudo, se acaban cayendo a la calle cuando van en busca del frescor de la misma o de algo para comer. El resultado final acaba irremediablemente siendo trágico, ya que la mayoría, sin saber volar aún, son atropellados por los coches que van cuesta abajo a toda velocidad.
Los que consiguen salvarse lo hacen gracias a personas como mi madre y yo. Ella siempre los ha tenido en su casa desde que era niña porque los recogía de la calle cuando se caían. Y yo los veo en mi casa desde siempre. Aclaro que mi madre y yo seguimos viviendo en la misma calle que nos vio nacer y crecer.
Mi madre me ha inculcado todo el cariño hacia ellos, me ha enseñado a darles de comer y de beber, a curarlos, a quererlos y respetarlos...
Creo que por ese motivo, no puedo ver a un pájaro sufrir de uno u otro
modo. No soporto los pájaros enjaulados como tampoco me gusta la gente
que los caza....
En este tiempo rara es la mañana que no encuentro algún gorrioncillo muerto en la calle cuando salgo para llevar a mi peque al cole... y me da mucha pena. Quisiera poder hacerles a cada uno una casita para que puedan vivir tranquilos, sin peligro... calentitos y seguros,... Pero es imposible....
A ellos está dedicado este pequeño bolsito de mano... Una pequeña Casita de pájaros para albergar el deseo de que todos vivan tranquilos y felices...
El "botón" central está realizado en arcilla polimérica en su totalidad y va sobre una base de raso.
Ya lo tenéis disponible en mi tienda
Kebonika
